Año: 2022
Duración: 83 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Iris K. Shim
Guion: Iris K. Shim
Reparto: Sandra Oh, Dermot Mulroney, Odeya Rush, Fivel Stewart, Tom Yi, Hana Marie Kim, Danielle K. Golden, MeeWha Alana Lee, Mark Kirksey
En los últimos años las películas y series coreanas han visto un incremento considerable en su popularidad y obviamente el género de terror ha sido parte fundamental de ese fenómeno, así que no es de extrañar que los estudios occidentales poco a poco quieran llevarse una rebanada del pastel haciendo sus propias producciones con sello “coreano”. Situación por la cual Umma me llamaba poderosamente la atención debido a que es el primer acercamiento con algo que se puede volver común en un futuro cercano, aunque el resultado final está lejos de ser espectacular.
Amanda (Sandra Oh) y su hija viven una vida tranquila en su granja, pero cuando los restos de su fallecida madre llegan desde Corea ella pronto se verá atormentada por el miedo de convertirse en lo que siempre temió
Y es que lo traído por Shim sufre de los conflictos esperados en un proyecto de esta naturaleza, con una historia que pretende explotar la cultura coreana pero que se ubica en Estados Unidos y está llena de los convencionalismos que se ve en el cine de dicho país. Lo cual provoca una dinámica extraña desde temprano en la que nos bombardean con los traumas de Amanda pero nunca dejan que estos sean completamente expuestos al contenerlos en simples flashbacks o pesadillas para proporcionar sustos fáciles, algo que como recurso funciona un par de ocasiones y rápidamente se empieza a volver fastidioso por la manera en la que cortan el ritmo de la película.
Una problemática que en realidad nunca se soluciona, aunque conforme pasan los minutos esto deja de molestarte dado a que te acostumbras a la falta de efectividad de los sustos gracias a lo predecibles que resultan, dejándole así mucho del peso de las acciones tanto a la crisis de identidad como a los miedos de Amanda que van afectando la relación con su hija de manera progresiva. Logrando con esto algunas buenas escenas que tratan de plantar cierta duda sobre si lo que ocurre solo es producto de dichos miedos o si se trata de algo sobrenatural.
Lo malo es que nada de esto logra elevar demasiado lo que ocurre en pantalla, cuyo desarrollo se vuelve acelerado y no permite profundizar en cuestiones importantes como lo es la relación de nuestra protagonista con su madre. Haciendo que la parte final carezca de emoción y nos deje con un desenlace que en ningún punto logra generar una sensación de peligro lo suficientemente fuerte como para que te importe lo que pasa.
En el tema de las actuaciones tenemos un casting muy reducido en el que Sandra Oh es por mucho la que más destaca y no lo hace mal realmente, nada más que la pobreza del guión no deja explotar del todo su personaje. En cuanto producción vemos una factura decente: el trabajo de fotografía es regular, la dirección de arte es sencilla, el score cumple, el trabajo de sonido es bueno, los efectos son simples y la labor de maquillaje ínfima.